Después de sorprendernos con el pegadizo y melancólico single “puntería” y su segunda entrega, algo más bachatera, “nostalgia”, el artista catalán, Vic Mirallas, vuelve a propulsar hacia todos nosotros, su tercer single, “Vulnerable” , que pone fin a esta creativa y reflexiva trilogía.
Semanas atrás, el artista nos introdujo en este nuevo imaginario conceptual. Lo hacía con los dos primeros singles de una serie de 3 capítulos que apuntaban bien alto y centrado, jugando con la tricotomía de la flecha (puntería), la diana (nostalgia) y este actual single (vulnerable) que presenta ahora, haciendo alusión al arquero. Empezó lanzando un single crítico con el consumismo y el capitalismo para hacernos cavilar acerca de cuál debería ser el objetivo principal de un artista. Más adelante, nos recordó que el ser humano es eso, humano. Como tal es especialista en tropezar dos veces, con la misma piedra, o lo que es lo mismo, repitiendo partida, una y otra vez, con el mismo juego de “tiro al arco”.
Con esta última entrega, el artista entrelaza la temática anterior demostrándonos que en la práctica está la excelencia. Vic nos invita a recapacitar sobre la belleza de desvelarnos y revelarnos con nuestras heridas abiertas , “después de haber peleado en el alambre”. Nos expresa también que la fuerza no reside en aquel que no se expresa, que no se atreve y que no se muestra tal cual siente, sino todo lo contrario. El ímpetu reside en la naturalidad de ser uno mismo, despojándonos de las máscaras, como cuando éramos niños y nos preocupaba bien poco la opinión de los demás. Desde allí, desde el lugar donde nos mostramos “reales” y nos entregamos a la autenticidad es cómo podemos aprender, mejorar, desarrollarnos como personas, así como lo haría un buen arquero: defendiendo sus valores, practicando sin miedo al error y finalmente, acumulando raspones y mostrándolos con orgullo. Y es que si no fuese por esas heridas no sería el arquero que es hoy.
En esta última entrega, el prodigioso músico vuelve a cargar sus flechas para acertar de lleno, mezclando varios estilos musicales y dándole protagonismo al jazz, con un solo de saxo soprano y melodías pegadizas que se funden con un coro de niños que acompañan, a la perfección, el mensaje de esta canción.
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